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Mostrando entradas de septiembre, 2013

La chica indescifrable.

Chica indescifrable . Labios rojos y ojos café convertidos en miseria . Pelo teñido de recuerdos pasajeros. Sonrisa rota y desgastada de tantas desgracias escondidas.  Piernas largas, recorrido de lujo . Mirada penetrante.  El humo de los cigarros que consumía cada mañana y cada noche la estaba pudriendo por dentro.  Antes muñeca de porcelana . Ahora esa muñeca está rota. Hecha pedazos. Supongo que por las hi storias vividas.  La princesa se había convertido en la bestia que nadie entendía.  Te vi con la electricidad que siempre desprendías causada por el movimiento de tu cintura. Caminabas con seguridad. Seguridad escondida por noches de miedo. No te importaba quién te mirase. Sólo querías que el humo de tu cigarro te evaporase en un instante. En ese instante. Chica indescifrable, dame pistas para ayudarte. Para volver a creer en esa dulzura y esa fragancia a sonrisas. A ese cerebro sin contaminación alguna, a ti. Bailabas con la luna aquella noche. Te arreglabas para causar furo

Distancia, púdrete.

Cada día que pasa la distancia golpea mi puerta. Me pregunta como estoy sin esperar una respuesta y se ríe de lo que pueda sentir. Pienso que aunque tú ya no estés aquí conmigo en este instante, nuestra historia permanecerá para siempre. Vivo de recuerdos, de esos recuerdos que me mantienen con ganas de intentar sonreír, a pesar de que la mitad de esa sonrisa fueras tú desde aquel día.  ¿' La distancia separa cuerpos pero no corazones '? Me río de quien haya inventado esa absurda frase. Yo se que es demasiado tarde para remediar lo que el destino ha escrito para ti y para mi. Diferente página, diferente editorial, qué más da.  La vida puso a prueba mi debilidad, creo que se ha retirado del estúpido juego al llegar al primer nivel. No encuentro razones por las que mirar con la misma cara a todo lo que miraba antes. Pienso que cuando alguien importante en tu vida se va, se dispersa, se esfuma, es difícil llenar ese puto vacío con algo que pueda compensar esa pérdida. Mi pérd

En la vía del tren.

Te fuiste. Ya no te veo por las calles mojadas llenas angustia.  Te llevaste a mi sensibilidad en tu maleta, mi sonrisa en tu bolsillo, y mi alegría en tu chaqueta. Cogiste el tren hacia otro lugar. Un lugar sin un nosotros. Lo echaré de menos, créeme.  La vida optó por coger un camino diferente por mi. Por ti, quién sabe.  Quise acompañarte a la estación, cogiéndote de la mano. Sabía que te encantaba. Tu mano estaba tensa, nerviosa, fría.  Te miré. No me devolvías la mirada. La tuya estaba demasiado perdida, y yo no la encontré.  Mis pasos se daban con inseguridad, con nostalgia. Cada paso más significaba un segundo menos. En mi cabeza reinaba la niebla. Ningún pensamiento más. La niebla de aquél invierno frío en el que nos conocimos.  Lamentablemente para mi,  llegó la hora. Te giraste hacia mi. Soltaste mi mano y sentí un vacío. Ahora sí, tú y tu mirada sin fondo decidieron chocarse en la mía, provocando una colisión de lágrimas , ¿verdad? yo sí lo recuerdo. Recuerdo que el

Dime dónde estás, abuelo.

Ni si quiera la almohada puede decirte lo que he llorado por ti. Ni si quiera el cielo puede hacer que deje de tenerte cerca. Nada, puede romper lazos que a pesar de la distancia de quince mil kilómetros, siguieron sin romperse. Y fue así, como, el 28 de septiembre se me cayó el mundo al suelo. No sé si porque eran ya dos años sin verte, o porque sabía que no podríamos volver a abrazarnos, volver a hablar, o simplemente saber que no podría despedirme… Y las luces se apagan, igual que se apagó la llama de tu vida. No encuentro ningún amigo mejor que el cielo, que tras tu pérdida, también empezó a llorar, seguramente el lloraba de felicidad, al saber, que junto a él, estarías tú. “Después de perder algo o alguien, aparece algo o alguien que substituye ese lugar”, pero realmente siento , que tu lugar, no se puede substituir . Siento que aunque pase el tiempo, en mi corazón habrá siempre dos huellas. La que dejaste al estar siempre a mi lado, a pesar de estar tan lejos de mi, y la huell

Tú lo sabías.

Tú sabías que ningún viaje fugaz por esas piernas iban a hacer que la olvidases. Que ningún beso sin dulzura te iba a calmar la sed por los de ella. Tampoco ningún abrazo iba a transportarte a lugares cerrando sencillamente los ojos.  Tú sabías que esas miradas tristes no iban a llenar el vacío de su ausencia.   Que su voz no iba a calmar tus días de ira o de incomprensión. Ninguna otra chica hacía sentirte igual. ¿Qué tenía ella joder? ¿Qué estaba haciendo contigo? ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cuando ella se apoyaba en tu pecho al dormir? Era donde con su pelo invadía tu más íntimo recuerdo. Donde con su sonrisa y sus labios conseguía despertar en ti sueños profundos. Su piel era tu debilidad, y su olor tu engranaje. Todo funcionaba si estaba ella cerca. Era la primera vez que pensabas en alguien que no eras tú, ¿no? por eso te marcó tanto, porque sabías todo de ella. Sus gustos, sus habilidades, sus reacciones, y sobre todo, sus puntos débiles . Formaba parte de tu historia. De tus

Encontré paz en la lluvia.

Aquél día recuerdo haber caminado horas y horas sin rumbo fijo. Refugiada tras aquel paraguas negro mi mirada se perdía. Apuesto que no sabes todos los recuerdos que rondaron mi cabeza.  Esos días en los que desaparecer no era una opción, era una necesidad.  Imagino que todos hemos vivido días así. (Y si no es así, me alegro).  Yo caminaba por las frías calles, topándome  con sonrisas y gente distraída. Mientras en mi interior, sólo quería caminar, caminar sin ningún destino. Profundizar en el pavimento gris, y intensamente frío. Profundizar con el cielo tapado por nubes y un espeso olor a nostalgia. De veras, preferí seguir caminando. Para mi sorpresa el día acabó, y la noche reinó en el oscuro paisaje. Total, no me importaba llegar a casa, tampoco la reacción de mi familia. En ese momento, no me preocupaba nada. Mientras mi mirada perdida iba buscando un escondite , alguien tocó mi hombro. Noté su mano y supe a la perfección quién era. Cosa que con otra persona jamás me habría p

Brindemos.

Brindemos por aquellos momentos perfectos. Por coger la manta y taparnos en un día de invierno. Por tomar una taza de café o chocolate caliente en un día de otoño. Por disfrutar de una brisa cerca del mar. Por acariciar a un perro y sentir su suave pelaje. Brindemos por la sensación de escuchar una canción y que te transmita más que mil palabras . Un brindis por esos silencios que matan, y que transforman miradas en besos interminables. Brindemos también por el futuro, una caja de sorpresas que nos invadirá de aquí a unos años. Por el sonido de las olas, chocar contra las enormes rocas. Por la dulce voz de tu madre, despertándote por las mañanas. Brindemos también por el olor a verano, esa fragancia a libertad que tanto nos encanta a los adolescentes.  Por las noches de fiestas, de bailes y de risas. Esas noches que pasan a ser historias que contarles a tus hijos años y años más tarde.  Otro brindis por esas miradas que se encuentran, esas miradas que por casualidad se unen, y