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Tú lo sabías.

Tú sabías que ningún viaje fugaz por esas piernas iban a hacer que la olvidases. Que ningún beso sin dulzura te iba a calmar la sed por los de ella. Tampoco ningún abrazo iba a transportarte a lugares cerrando sencillamente los ojos. Tú sabías que esas miradas tristes no iban a llenar el vacío de su ausencia. Que su voz no iba a calmar tus días de ira o de incomprensión. Ninguna otra chica hacía sentirte igual. ¿Qué tenía ella joder? ¿Qué estaba haciendo contigo?

¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cuando ella se apoyaba en tu pecho al dormir? Era donde con su pelo invadía tu más íntimo recuerdo. Donde con su sonrisa y sus labios conseguía despertar en ti sueños profundos. Su piel era tu debilidad, y su olor tu engranaje. Todo funcionaba si estaba ella cerca.
Era la primera vez que pensabas en alguien que no eras tú, ¿no? por eso te marcó tanto, porque sabías todo de ella. Sus gustos, sus habilidades, sus reacciones, y sobre todo, sus puntos débiles. Formaba parte de tu historia. De tus defensas contra el mundo, de tu fuerza. Sé que se desvaneció distante en la nada tu sonrisa. Tu forma de ser y tu carisma. Todo quedó en el aire. Todo se lo llevó ella. 


Viaje fugaz por sus piernas.


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