Hoy he encontrado tiempo para mi,
como solías decirme que hiciera.
Y adivina qué,
estoy pensando en ti.
Aquí solo huele a colillas
A café recién hecho y a tu perfume,
-y ni siquiera has estado aquí-.
Sé que te habrán escrito mil poemas,
recitados o guardados en cajones;
pero aún así quiero que (me) leas.
A susurros
y que cuando termines, cierres los ojos.
Que los aprietes tan fuerte,
que puedas sentirme a tu lado
cogiéndote la mano y sabiendo,
que jamás estarás sola.
Para ti, H:
Como H,
ni cantas, ni te expresas.
Como H,
no te quejas.
Como H,
Bueno, ilusos.
Todos menos yo.
Te conozco y te conocía a la perfección.
de querer escribir un libro y que te leyesen,
que entrasen dentro de esa cabecita tuya.
Y qué difícil era lo que pedías, H.
Qué difícil.
Jamás dejé de observarte,
Jamás dejé de valorarte H,
y creo que ni tú misma sabías cómo.
Aparentabas fortaleza y no dejabas ver lo frágil
En pasado, porque todo eso ya se acabó.
Tú lenguaje es poesía y tus andares son arte.
y no sabes la escultura más bonita que tienes por rostro.
Las lágrimas rezan por salir a acariciarte las mejillas,
necesitan ese fruto prohibido.
Jamás te rindas H.
No sabes lo increíble que eres,
aunque no suenes, ni te dejes sentir.
Quién de verdad espera,
y espera,
y vuelve a esperar,
podrá ver algo más en ti,
que la letra muda,
simple,
y de piedra,
que conoce.
Y ojalá no lo hagan nunca.
Porque quiero ser yo sola, la que pueda oírte.
La que pueda cogerte la mano y decirte:
Todo irá bien.
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