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Mostrando entradas de abril, 2014

Quiero ser para ti

Quiero ser la primavera en tu espalda, rociándote de fragancias envueltas en mi perfume, abrazándote y sintiendo tu tacto al decaer . Quiero oler tu pelo al sentirte cerca, adentrándome en tu desorden y en tu aroma.  Quiero ser tu verano bajo las sábanas blancas , el mismo que se asoma por las mañanas despertando a los pájaros y a las nubes.  Quiero ser el sol mezclándose con tus sombras , y mezclándose también con las cálidas brisas en tu cortada y lenta respiración. Quiero ser el otoño en tu ombligo , las hojas cayendo y desvaneciendo a tu paso, el crujir de las ramas al son del viento, tu adicción a las caricias matutinas.  Quiero ser  el invierno para quitarte el humeante frío. Esa estación que nos unía en días de lluvia y tormenta. Quiero ser esas pequeñas gotas inundadas de recuerdos en tu piel, quiero ser ese aire suave, que acaricia tu mejilla. Quiero ser el olor a tus tostadas recién hechas por las mañanas, quiero ser tus primeras sonrisas del día, esas que desprenden luz y

Léeme con susurros.

Si esta acaba siendo mi última carta, quiero que sepas, que tú hiciste que no me sintiera sola. Sentirme sola.  Cada vez que pronuncio esas dos palabras juro que es como si una pequeña hormiga, recorriese mi espalda por completo, y con un simple suspiro, esa hormiga desapareciese.  Quiero que sepas, que si este es el adiós definitivo esto no será como siempre. No nos pasará como a los demás. Hay gente que olvida que es tener quince años en cuanto se esfuman junto con los dieciséis , y dejan todas sus anécdotas en un cajón invisible que por mucho que miren hacia atrás no retorna. Queman todas las fotos y las convierten en ceniza, revelando otras nuevas y sintiéndose dueños de sus memorias. Yo solo sigo mirándote aquí, hoy especialmente estás más guapo que nunca. Y en ese momento, me doy cuenta de que no soy una historia triste, estoy viva. Me pongo de pie y miro las luces de los fanales y de los edificios, y todo lo que hace que me asombre.  Coloco mi dedo en el play de aquella c