Las luces de abril alumbraban las calles, esas calles húmedas que me conquistaron. La lluvia caía tan lentamente que parecía acariciarme, y a causa de eso mis sentidos se activaron de manera descomunal. No sé como, pero la lluvia conseguía en mi cosas increíbles.
Girando la avenida del frío, mis manos quisieron inconscientemente refugiarse en mis bolsillos aún gélidos. Mis cascos aún funcionando me transportaron a una escena diferente, donde mis pasos eran el compás, y mis dedos marcaban los chasquidos.
Qué sorpresa fue verte. No me esperaba que tu capucha topase con la mía una noche como aquella. No te había visto jamás, y la verdad, me sentí culpable por no haber coincidido contigo nunca. Qué desperdicio pensé.
Lo cierto es que tu sonrisa invadió algo dentro de mi, provocando que automáticamente, esbozase una yo también.
Te refugiabas en aquel portal de la lluvia, aunque sinceramente, era maravilloso ver como el brillo de tus ojos aumentaba al ritmo de las gotas cayendo.
Sí, me viste. Y tu cabeza volteó a repasarme de arriba a bajo, creo que el verbo disimular no estaba en tu amplio diccionario, lo cierto es que me miraste como si yo no me percatara de ello. Como si tu mirada llevase un interrogante de nombre.
Me sujetaste la puerta. Y una mirada pícara y tímida a la vez, se asomó de mis adentros. Nunca olvidaré aquel día, y sé que tú tampoco. Quizás sea una anécdota que contar, quién sabe, pero a partir de ese momento comenzó aquello. Aquello que ni con años de olvido pudimos borrar.
Y realmente, ¿qué hubiera pasado si aquel mismo día lluvioso, yo no hubiera girado aquella avenida a tiempo? dime, ¿qué hubiera pasado si hubiera llegado tan solo un minuto tarde? En ese momento fue cuando comprendí algo. El tiempo lo es todo.
Es todo lo que nos pertenece, pero que a la vez se nos va de las manos, es todo lo que nos representa, pero que sin darnos cuenta, nos engaña con los años.
Llámalo destino, llámalo suerte. Pero algo hizo que en mi vida jugases un papel protagonista, algo hizo, llámalo X, que yo en tu vida apareciera sorprendiéndote un día de lluvia.
El tiempo lo es todo.
Girando la avenida del frío, mis manos quisieron inconscientemente refugiarse en mis bolsillos aún gélidos. Mis cascos aún funcionando me transportaron a una escena diferente, donde mis pasos eran el compás, y mis dedos marcaban los chasquidos.
Qué sorpresa fue verte. No me esperaba que tu capucha topase con la mía una noche como aquella. No te había visto jamás, y la verdad, me sentí culpable por no haber coincidido contigo nunca. Qué desperdicio pensé.
Lo cierto es que tu sonrisa invadió algo dentro de mi, provocando que automáticamente, esbozase una yo también.
Te refugiabas en aquel portal de la lluvia, aunque sinceramente, era maravilloso ver como el brillo de tus ojos aumentaba al ritmo de las gotas cayendo.
Sí, me viste. Y tu cabeza volteó a repasarme de arriba a bajo, creo que el verbo disimular no estaba en tu amplio diccionario, lo cierto es que me miraste como si yo no me percatara de ello. Como si tu mirada llevase un interrogante de nombre.
Me sujetaste la puerta. Y una mirada pícara y tímida a la vez, se asomó de mis adentros. Nunca olvidaré aquel día, y sé que tú tampoco. Quizás sea una anécdota que contar, quién sabe, pero a partir de ese momento comenzó aquello. Aquello que ni con años de olvido pudimos borrar.
Y realmente, ¿qué hubiera pasado si aquel mismo día lluvioso, yo no hubiera girado aquella avenida a tiempo? dime, ¿qué hubiera pasado si hubiera llegado tan solo un minuto tarde? En ese momento fue cuando comprendí algo. El tiempo lo es todo.
Es todo lo que nos pertenece, pero que a la vez se nos va de las manos, es todo lo que nos representa, pero que sin darnos cuenta, nos engaña con los años.
Llámalo destino, llámalo suerte. Pero algo hizo que en mi vida jugases un papel protagonista, algo hizo, llámalo X, que yo en tu vida apareciera sorprendiéndote un día de lluvia.
El tiempo lo es todo.
Porque me han de gustar tanto tanto tanto tus malditos textos? Te quiero tinti!!!
ResponderEliminaroh que adorable mi pequeña, te quiero mucho
EliminarDios*0*
ResponderEliminar'Y realmente, ¿qué hubiera pasado si aquel mismo día lluvioso, yo no hubiera girado aquella avenida a tiempo?'
ResponderEliminar'Y realmente, ¿que hubiera pasado si aquel mismo dia lluvioso, o no hubiera pasado a formar parte de tu historia en blogger?'
Que bonitas casualidades.
Que bonita lluvia.
Que bonitos tus textos.
Y que bonita tú, en su conjunto.
(Veo que tienes dos comentarios, que alegría :'') )
Nos leemos pronto
(Aunque yo siempre llego tarde a tu blog)
Moon.
No se puede ser más adorable que tú Moon, de verdad, no sabes cuanto te agradeceré siempre tus mensajes de apoyo. Y es que automáticamente esbozo una pequeña sonrisa.
EliminarQué sería yo sin tus textos pequeña Moon.
Sencillamente gracias.
Besitos gigantescos