Ir al contenido principal

Recuerdo.

No me acuerdo de tu tacto. 
No me acuerdo de tu olor ni de tu aroma.
Tampoco recuerdo tu voz ni tu sinfonía.
Todo se esfumó.
No me acuerdo de esos ojos tristes que de tantas ocasiones delataban dolor. 
He olvidado todo lo que decías antes de dormir. Todos tus 'te quiero' mal formulados día tras día. Noche tras amanecer. 
A diferencia de aquellas noches frías, esta, no tengo absolutamente nada que decir.
Te tengo delante, a 15 centímetros. Mirándome fijamente. Repasando todo lo que se te había olvidado de mi durante tanto tiempo, sin coincidir o sin vernos como simples ausencias. 
Esta noche mi alma está muda. Está enmudecida por mis más sinceras y discretas tristezas. Tanto escondido y tanto guardado, que a la hora de recordar lo que había encajonado, es una ciencia no exacta saberlo. 
Olvidé tus besos. Esos que con tanta ternura nos dábamos. Triste. Muy triste que no recuerde. 

Solo en un momento del día soy capaz de hacerlo.
A la noche, mis ojos se cierran, y mis sentidos se abren. Mi mente no puede recrear imágenes de aquellos días, pero te juro, que es como si cerrando los ojos y adentrándome en todo aquello, pudiera sentirlo de nuevo. Sí, sentirlo. Como si una especie de magia se mezclase con mi almohada. Conmigo.
Solo sé, que espero que tú si lo recuerdes.
Que las cosas pasan y ahí se quedan, congeladas. En las coordenadas exactas. En esas estrellas donde tantas veces nos centrábamos.
Ojalá sí, ojalá si lo recuerdes.
De mientras, tú sigues mirándome. Con esos ojos grises llenos de brillo, como si de diamantes se trataran. Podía reflejarme en ellos...
Ahora empiezo a recordar... sí, ahora lo recuerdo...





Comentarios

Entradas populares de este blog

Ya no

Ya no tiene sentido escribir por las noches ni destapar una Heineken de madrugada, tampoco fumar por las tardes, ni sonreír por las mañanas. De qué me sirve escribir, si el único motivo y línea por línea  llevaban tu nombre, -y hasta todas tus huellas-. De qué consuela, beber cerveza cuando ya no hay compañías  que la hagan menos amarga. Dime de qué me sirve, inhalar un Malboro por las tardes, cuando ni siquiera te tengo  para hacerlo a mitades. Sonreír dices, y qué es eso si cada vez que te pienso  es un verso más, y un beso menos. La luz del túnel es tenue, pero no oscura. Y tengo ganas de salir del pozo en el que me metí yo solita al conocerte. O, al creer conocerte.

Grandes esperanzas

Como el cigarro después de follar y fallar. Como cuando me acaricias los tatuajes y me miras, queriendo entrar en todos mis rincones, en todas mis heridas, y en todos mis precipicios. Jamás nos curábamos juntos, pero nos destruiamos de la mano y dicen que el sufrimiento  -al igual que los vicios- compartidos se llevan mejor. Como cuando me desabrochas el sujetador conociendo todas mis costuras. Sonríes y haces que mi alma vibre, que mi aliento falte,  y que mi mirada te engulla. Como cuando me siento pájaro volando en tu pecho, en tu almohada y en tus sábanas, buscando siempre un pedacito de tu cielo. Como quererte un sábado por la noche, o un miércoles por la mañana. Como quererte  a secas, más que a mil lluvias.

La letra más bonita del abecedario

Hoy he encontrado tiempo para mi, como solías decirme que hiciera. Y adivina qué, estoy pensando en ti. Aquí solo huele a colillas  muertas en el cenicero. A café recién hecho y a tu perfume, -y ni siquiera has estado aquí-. Sé que te habrán escrito mil poemas, de noche o de día, recitados o guardados en cajones; pero aún así quiero que (me) leas. A susurros con voz dulce y suave, y que cuando termines, cierres los ojos. Que los aprietes tan fuerte, que puedas sentirme a tu lado cogiéndote la mano y sabiendo, que jamás estarás sola. Para ti, H : Como H ,  no suenas, ni explotas, ni cantas, ni te expresas. Como H , no ríes, no lloras, no te quejas. Como H , jamás sabremos que es lo que escondes. Bueno, ilusos. Todos menos yo. Te conozco y te conocía a la perfección. Esa manía tuya de querer sentirte libre, de querer escribir un libro y que te leyesen, que entrase