Sé que quizás esto de escribir no plasme con exactitud todo lo que una persona puede sentir o llegar a vivir en un momento. Desde las sonrisas hasta el mejor beso. Como si esta simple pantalla pudiera plasmar todo aquello. Imposible. Nuestras idas y venidas, o esas tardes-noches en las que pasábamos horas hablando con las manos agarradas y apretadas bien fuerte. Lo curioso es que tú creías que era por el frío, pero yo apretaba con fuerza porque no quería perderte. No quería que te fueses de mi lado. Y me jode tener que asumir que esas tardes ya no volverán a realizarse más. Me jode también asumir que las cosas cambian y que nada es lo que fue, que la gente viene y va y que nada es eterno. Quizás la culpa es nuestra, por no luchar por lo que queremos, por no abrir los ojos. Pero, siendo sinceros hay que ser conscientes de que hay cosas que no pueden ser. Aún así, sigo contando los días que llevo sin abrazarte, y lo peor de todo es que no puedo contar los días que quedan para volver a hacerlo, porque sé que todo está perdido. En la lejanía se esfuma. Aprendí más del amor cuando te fuiste, que todo el tiempo que estuviste.
Intento evadirme en otras personas, pero después de ti, nadie me ha besado como tú, nadie a sabido acariciarme en la espalda como tú lo hacías cuando no podía seguir adelante. Nadie pudo encontrar cosas en mi, tan profundas o sinceras. Nadie supo callar mi sed a tristeza. Nadie como tú cambió mi vida de una manera indescriptible. Y qué hacer cuando todo gira entorno al mismo sentido. Al mismo dilema.
Borrando todo, lo cierto es, que espero que te vaya mejor sin mí, de lo que me va a mí sin ti.
Que tus ojos se centren en el futuro. En tu futuro. |
Comentarios
Publicar un comentario