Ir al contenido principal

Palabras escritas en el aire.

La inspiración de este texto ha sido gracias a estas dos grandes personas. Ceci Terán, Adrià Rubira. Espero que lo vuestro siga, y siga, y continúe. Demostrando que todo es posible. Os admiro mucho. Espero que os guste. Con todo mi amor y apoyo:

Acurrucada en sus brazos observábamos esa media luna tapada por una lluvia densa. El frío se adentraba en todos los huecos posibles. Las conversaciones pasaron a ser suspiros. Y esos suspiros pasaron a ser besos. No recuerdo otra noche como aquella. Esa esquina donde nos refugiábamos de cualquier mal o heladas ráfagas de viento. Momentos irrepetibles bajo un gran manto de melancolía. 
No sé en que estaba pensando en aquél momento, pero el ambiente condicionó mi pregunta:
-¿Qué ves en un futuro?
Mi voz no sonó como siempre. Fue como si todas mis ideas en ese momento estuvieran centradas y decididas a saber y a conocer su respuesta. Y soy consciente, aquella pregunta fue como una bofetada a su orgullo, a sus sentimientos frágiles, a él. 
Él fracasó en darme esa esperanza a conocer su misterio e incógnitos sueños. Se rió. Y es que él era así, fachada de chico bromista, coraza de hierro que ninguna chica podía destruir. Le estaba pidiendo demasiado. Lo había pasado tan mal que los años habían hecho en él otra persona, una persona cerrada totalmente a encontrar a alguien que cambiara sus esquemas, sus ideas, sus razones. Y supongo que si, tengo suerte de al menos, no romper su coraza de golpe, sino unirme a ella y dañarla poco a poco.  
Me sorprendió su manera de cambiar de tema, de sentido a todo, de guión. Mi interrogatorio no acababa de empezar.
-Lo digo enserio.- Resulté más seria que nunca. Y en realidad, no fue mi intención. 
Sus gestos y su mirada cambiaron. Nunca había sido una persona de abrirse a nadie. Y con quien más lo hacía era conmigo. Supongo que le transmitía confianza. Pero aún así, era él. No podía pedirle mucho. Después de que yo le mirara insistentemente durante unos diez segundos largos, pronunció las siguientes palabras:
-Yo... te veo a ti.
Mi mirada bajó inmediatamente a nuestras manos agarradas y entrelazadas la una a la otra. Tus dedos acariciaban los míos con una suavidad indescriptible. Esas palabras fueron unas de aquellas que fueron elegidas en el momento y en el lugar perfecto. Después de aquello solo recuerdo magia. Momentos de esos que si pudiera grabarlos y verlos una y otra vez en mi casa lo haría sin pensarlo una o dos veces.
Solo supe que desde aquél momento, eso que nos unía, se había multiplicado con muchísima rapidez. 




Gracias- (01)


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ya no

Ya no tiene sentido escribir por las noches ni destapar una Heineken de madrugada, tampoco fumar por las tardes, ni sonreír por las mañanas. De qué me sirve escribir, si el único motivo y línea por línea  llevaban tu nombre, -y hasta todas tus huellas-. De qué consuela, beber cerveza cuando ya no hay compañías  que la hagan menos amarga. Dime de qué me sirve, inhalar un Malboro por las tardes, cuando ni siquiera te tengo  para hacerlo a mitades. Sonreír dices, y qué es eso si cada vez que te pienso  es un verso más, y un beso menos. La luz del túnel es tenue, pero no oscura. Y tengo ganas de salir del pozo en el que me metí yo solita al conocerte. O, al creer conocerte.

Grandes esperanzas

Como el cigarro después de follar y fallar. Como cuando me acaricias los tatuajes y me miras, queriendo entrar en todos mis rincones, en todas mis heridas, y en todos mis precipicios. Jamás nos curábamos juntos, pero nos destruiamos de la mano y dicen que el sufrimiento  -al igual que los vicios- compartidos se llevan mejor. Como cuando me desabrochas el sujetador conociendo todas mis costuras. Sonríes y haces que mi alma vibre, que mi aliento falte,  y que mi mirada te engulla. Como cuando me siento pájaro volando en tu pecho, en tu almohada y en tus sábanas, buscando siempre un pedacito de tu cielo. Como quererte un sábado por la noche, o un miércoles por la mañana. Como quererte  a secas, más que a mil lluvias.

La letra más bonita del abecedario

Hoy he encontrado tiempo para mi, como solías decirme que hiciera. Y adivina qué, estoy pensando en ti. Aquí solo huele a colillas  muertas en el cenicero. A café recién hecho y a tu perfume, -y ni siquiera has estado aquí-. Sé que te habrán escrito mil poemas, de noche o de día, recitados o guardados en cajones; pero aún así quiero que (me) leas. A susurros con voz dulce y suave, y que cuando termines, cierres los ojos. Que los aprietes tan fuerte, que puedas sentirme a tu lado cogiéndote la mano y sabiendo, que jamás estarás sola. Para ti, H : Como H ,  no suenas, ni explotas, ni cantas, ni te expresas. Como H , no ríes, no lloras, no te quejas. Como H , jamás sabremos que es lo que escondes. Bueno, ilusos. Todos menos yo. Te conozco y te conocía a la perfección. Esa manía tuya de querer sentirte libre, de querer escribir un libro y que te leyesen, que entrase