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Una adolescente más enamorada.

No sé que hacer más. Esta distancia me está matando, me está alejando de mi propia persona. Cada vez te conozco menos, después de tanto. Somos unos desconocidos que nos conocemos a la perfección y esta situación es insostenible. Mirar tu última conexión. Todos tus pasos y hechos. No es obsesión, es amor. Es despertarte y que tu primer pensamiento sea una persona de la cual quedan solo restos de una historia. Nunca me habían llenado tanto y ahora que te has ido me has dejado vacía. Putas complicaciones. Puta lejanía. ¿Y que hacer cuando el amor que sientes por una persona es proporcional a las gotas de lluvia que caen en otoño? ¿Cuando es proporcional a las millones de estrellas que admiramos en el firmamento? ¿Proporcional a los millones de personas que habitamos en este planeta? No sé, no es sano esto. No es sano depender de una persona, depender de sus gestos o habilidades, no es nada recomendable. Yo espero que algún día te des cuenta de todo lo que llego a quererte, a admirarte como persona. Cuando llegue ese día, quién sabe si estaré allí para comprobarlo. 



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Ya no

Ya no tiene sentido escribir por las noches ni destapar una Heineken de madrugada, tampoco fumar por las tardes, ni sonreír por las mañanas. De qué me sirve escribir, si el único motivo y línea por línea  llevaban tu nombre, -y hasta todas tus huellas-. De qué consuela, beber cerveza cuando ya no hay compañías  que la hagan menos amarga. Dime de qué me sirve, inhalar un Malboro por las tardes, cuando ni siquiera te tengo  para hacerlo a mitades. Sonreír dices, y qué es eso si cada vez que te pienso  es un verso más, y un beso menos. La luz del túnel es tenue, pero no oscura. Y tengo ganas de salir del pozo en el que me metí yo solita al conocerte. O, al creer conocerte.

Grandes esperanzas

Como el cigarro después de follar y fallar. Como cuando me acaricias los tatuajes y me miras, queriendo entrar en todos mis rincones, en todas mis heridas, y en todos mis precipicios. Jamás nos curábamos juntos, pero nos destruiamos de la mano y dicen que el sufrimiento  -al igual que los vicios- compartidos se llevan mejor. Como cuando me desabrochas el sujetador conociendo todas mis costuras. Sonríes y haces que mi alma vibre, que mi aliento falte,  y que mi mirada te engulla. Como cuando me siento pájaro volando en tu pecho, en tu almohada y en tus sábanas, buscando siempre un pedacito de tu cielo. Como quererte un sábado por la noche, o un miércoles por la mañana. Como quererte  a secas, más que a mil lluvias.

La letra más bonita del abecedario

Hoy he encontrado tiempo para mi, como solías decirme que hiciera. Y adivina qué, estoy pensando en ti. Aquí solo huele a colillas  muertas en el cenicero. A café recién hecho y a tu perfume, -y ni siquiera has estado aquí-. Sé que te habrán escrito mil poemas, de noche o de día, recitados o guardados en cajones; pero aún así quiero que (me) leas. A susurros con voz dulce y suave, y que cuando termines, cierres los ojos. Que los aprietes tan fuerte, que puedas sentirme a tu lado cogiéndote la mano y sabiendo, que jamás estarás sola. Para ti, H : Como H ,  no suenas, ni explotas, ni cantas, ni te expresas. Como H , no ríes, no lloras, no te quejas. Como H , jamás sabremos que es lo que escondes. Bueno, ilusos. Todos menos yo. Te conozco y te conocía a la perfección. Esa manía tuya de querer sentirte libre, de querer escribir un libro y que te leyesen, que entrase